Sunday, April 30, 2006

LOS PARCHES DE ARLEQUÍN

César A. Reyes Campos



Los
parches
de
Arlequín)



1993

Pago
Por tus severos folios
¡pago!
Por tu gesto inconmovible
¡pago!
Para ablandar tu dignidad
¡pago!
Para auspiciar mi burla
y salirme con la mía
¡pago!
Para que el platillo de mi conveniencia
pese más
¡pago!
Por razurar tu bigote abogadil
¡pago!
Por romper la estatuilla de Astrea en tus narices
¡pago!
Por conducir tu mano a la hora de escribir y opinar
¡pago!
Por tu silencio impuesto en la sombra de tus actos
¡pago!
Por lo que quieras decir
y nadie tenga ganas de escuchar
¡pago!
Por tu vida y honor hoy depreciados
¡pago!

Videos a la Carta

El menú luminoso en los días de miseria
nos llena el estómago de lucecitas coloridas
Los muchachos estallan de panza sobre las maquinitas
que son sus islas fantásticas
donde mejor se olvida.
El humo del cigarro y los restos de cocaína en el cuerpo
doblan sus almas de cristal hasta el suelo
Hay ambiente en la noche
La sangre está licuándose
con ingredientes infernales
que patean con furia la conciencia
Caritas las de los niños terocaleros
como si hubieran rodado por el asfalto
olfatean la ciudad impulsados por el hambre
Cambian de camiseta en cada fechoría
y se atrincheran en los huecos cercados
El reino del hachis, el terocal, la marihuana,
la coca, el opio y otros paraísos
inauguran furtivos almacenes
de inmorales que guardan
el orden de la ciudad desprotegida.
Nosotros los erráticos y noctámbulos
sólo sabemos pasear
dolernos hipócritamente
desde lejitos nomás
y construimos lágrimas
para pasar piolamente desapercibidos:
honorablemente compadecidos,
terriblemente enceguecidos
Pago por tus severos folios
por tu inconmovible gesto
pago
Pago por ablandar tu investidura
por la interpretación atuténtica de la ley
por tus años de jurídica sapiencia
pago
¿Cuál es tu precio?

Ajedrez

Galleras manos
sobre la mesa afilan las espuelas
dos cautivas reinas siguen de faldas a sus reyes
su geométrica danza
resbala entre peones y caballos
la furia neuronal del contricante
Se acuchilla el silencio
con el tic tac de un reloj que apura la pelea
Loa al pensar
No importa el smog
los gritos
las sirenas
el tráfico vulgar de las acémilas urbanas
cuando el hombre juega a la guerra
está decidiendo por la vida
está apostando por la muerte
está muriendo de por vida
está viviendo entre la muerte
Loa al pensar
La guerra nos enseñó
el camino de la vida
La guerra acorta el camino hacia la muerte
Por las aristas los alfiles
Los peones en cuadros cautos
la mortífera torre sólo espera salir
el Rey sin su Reina es casi nada
Loa al pensar
Los hombres han puesto en blanco
su mente para sacudir la rutina
agigantar el tiempo
prolongar la noche
entre el humo y las sombras
La galleras manos
afilan sus espuelas
El Rey va por los flancos
la Reina en muchas direcciones
Un viejo reloj cabalga a horcajadas
dos viejos cerebros agudizan la luz
de la estrategia
enfilan tácticas
cruzan espadas y peones
apuran los caballos
apresan las almenas de las torres
y en un
¡Jaque!
final
termina la contienda

Álbum

En este libro íntimo
tengo una galería muerta que representa a mi país
Un museo de miseria
que aunque rompa los folios
reaparece copiando los días de semana
Sus pueblos y sus ríos
tienen un sólo puente para no olvidar los adioses
La selva inexplorada
sólo tiñe de verde los mapas y propósitos
la sierra desde el ande defiende sus orígenes
la costa frente al mar prefiere los ocasos
para justificar su espalda indiferente
Desiertos y arenales
sabanas y tablazos
campiñas y huertos
playas
pedregales
en cuadros sucesivos
mi país
es un film en blanco y negro
cortado como queso a bayonetazos
anunciados
sembrado de polainas y fusibles
que sólo supieron disparar sobre los pechos
de la propia gente
Mi país es un jardín interrumpido
Una noche triste
Un debilitado corazón que agoniza
en el mar en la costa y en la selva
Un país de sombras y difuntos
El silencio invertido frente al fotógrafo
congelado visor atrapa nieblas.
Los rostros son de aquellos que hicieron
de su patria una galería muerta de imágenes
un museo de hielos árticos
un circo de falsedades bien contadas.
Así se mira esta patria
así se sueña
así se lleva el corazón frío en abismos
cargado lutos ecuménicos
Así la felicidad al viento
un rostro por la proa como queriendo saltar
los tiempos de este insospechado Perú
que nunca acaba.

Guamán Poma

El rasgo detallista
no omitió ni las piedras
de los caminos sagrados
los fragmentos de amor
los calendarios de fuego
y las manos diabólicas
arrancando corazones
ni la mueca salvaje
del conquistador
en este pueblo que nunca ha sido triste
Las tintas son su voz
el grito
la denuncia
la doliente espectación
con las manos atadas
al filo de las armas
Aquí la luz
en imágenes de cine
el cronológico guión de una tragedia
Por algo tenía el valor del indio
en sus esencias
y la fé del corazón no fué dañada.
Miremos otra vez
estos fragmentos de amor
cada mañana
en esa primera tinta de sangre
que supo recoger pedazos de un Perú
en exterminio
A punta de sal y tinta
Con líneas fotográficas
Dejaste para los siglos venideros
La salvaje razón del mestizaje
Los folios se sucedieron ciento a ciento
Hasta dejarnos perplejos en el tiempo
Y te trocaste en la conciencia social de una época
Que no supo finalmente qué hacer con tanto oro.

JAZZ

La voz filuda de la negra
entre alcoholes y cigarros
sigue al cortejo
El negro bien maquillado
metido en negra mortaja
Un lamento de trombón
un clarinete risueño
la tuba llora su parte
acompasando la noche
En las manos de los negros
está un mágico trote
los cuerpos se van al aire
y a competir los pañuelos
El licor prolonga el gozo
la muerte llora
su puerta poblada
de vida y algazara
Negro el danzante afuera
negra la caja y el muerto
negra la noche oscura
negra y renegra la esperanza
Vámonos a casa ahora
que se terminan las velas
a seguir mojando el llanto
al compás de la vitrola.

Tu soledad

Tu soledad y mi soledad
son dos caminos opuestos
voy en pos de la dicha

en pos del cementerio
En el café solitario
sólo la gente que pasa
mezclada con mis recuerdos
amenguará el calvario
El diario, la conversación
con algún amigo cercano
serán rutina de vida
con el calor de un hermano
O en esa fraterna casa
donde los hombres se inician
buscando superación
encontraremos la paz
de un violento corazón.

La huella

Impulsiva
violenta
esta luz.
El silencio en espirales
sobre nuestras cabezas inocentes
Se moja mi sangre en tu sangre
y esta huella de amor
nos profundiza
Tu voz que se levanta por los aires
para marcarle una línea al horizonte
sabrá encontrarme
en cualquier playa solitaria
Esta huella de luz
como un estigma
será el camino más seguro
que ha de llevarme a ti.

Comediante Arlequín

Comediante Arlequín
porqué tus luces apagadas
ahora que comienza el carnaval
dónde
el brillo de tus lunas
dónde
los jardínes de tu alma
dónde
tus sueños parche a parche
dónde
comediante Arlequín
¿Por qué se corren las gallinas
cuando pasa la troupè
que infunde miedo a la gente?
-¡Los histriones han llegado!
-¡Los histriones han llegado!
-¡A buen recaudo la casa!
Tu cara de zanahoria
suena latas de cerveza
llevas colgado al cinto
una daga por si acaso
Ay
comediante Arlequín
que pena me da tu traje
de los colores mal puestos
haciéndole juego al hambre
tapando huesos sin carne
Parche a parche
Noche a noche
Rumbo a rumbo
Los famélicos jamelgos
Acompañan el cortejo
Máscaras y tompetas
Atabales
Contorsiones
Jaulas de polvo y paja
Tarimas del mal vivir
Arlequín de los mercados
Improvisando canciones
Bajo la lluvia el sombrero con más agua que monedas
Sopa de agua caliente
Para el hambre cotidiano.

El adicto
Solitaria bestia de los barrancos
comuflado en las cloacas
con la gaza gris de los hedores
Roedor de silencios
tu cuerpo es una llaga repulsiva
tu voz un garguerismo hético
por donde tu alma no podrá salir
sin salpicarse
con el rojo encarnado
de los pútridos

Aquél señor

Aquél señor
que vive a solas con su sombra puesta
relajado y tranquilo,
en apariencia,
vive todo el día en un salón
de apuestas
Aquél señor
con mujer e hijos
guardados en casa
que vive y come
pero no trabaja.
No sabe de sueños
ni arrepentimientos
viaja de pavo
y se cuenta cuentos
madruga en París
en los bancos de plaza
porque los años pasan
Aquél señor...

Espacio vacío

Esta hora de los desencuentros
es el suelo fértil de los abandonos
Tu recuerdo
un panecillo devorado
a la luz de todos los silencios
Un café
una noche
un lóbrego cinema
una mesa triste como el rincón que la sostiene
los boletos del bus
la pantomima ciega de la prisa
el color de mi nombre en tus agendas
Ser y marchar
ir y venir
sístoles y diástoles
ecléctica dialéctica
el cerebro no entiende razones
cuando la sangre fluye en los adioses.
Esta hora de los desencuentros
es el suelo fértil de los abandonos

Oficio del dolor

Para escribir poesía hay que estar en gracia de Dios
tener la conciencia tranquila
y ser hospitalario con el dolor
Saber caminar bajo la lluvia de Lima
mirar la miseria desde el negro aserrín
de las puertas torturadas
mirar las fauces
de los escaparates y vidrieras navideños
con la nostalgia plena de los desarraigados
Es importante tener algún amigo
saber conversar
en la cantina más triste y sórdida
y hacernos con las sombras
que suenan frangidas bajo las insólitas palabras
de todas las desdichas
Para hablar del amor
es necesario el discurso de la pasión furtiva
el murmullo de las azoteas y la luz mojada de los patios
Un poeta a dedicación exclusiva
ha de saber guarecerse en las penumbras
haber jurado a la luz de una botella
velando las armaduras quijotescas
cerca al aljibe
próximo al camino que comienza.
Para escribir poesía
Tenderás al sol tus recuerdos
Y olvidarás los libros que leíste
Sobretodo aquellos que te dejaron el alma marcada por la tarde.

Un poeta

Un poeta
carga a su cuenta una vida entera
se despoja de la última moneda para asegurar la eternidad.
Toma un dólar, un euro, un sol, un peso, una libra esterlina o un denario, para ir hasta el país de los sicomoros,
y tiene alegría sacudiendo la cabeza por la ventana.
Llama a voces al mar desde el filo de un acantilado
fabricando sangre para pintar el sol de humanidades.
Construye su casa con columnas de agua.
Clavos de luz le sirven para colgar los poemas escritos con asfaltos.
Llora el destino del planeta pegando fotografías patéticas en su álbum personal.
También reúne noticias aciagas y las clasifica según los Códigos de una justicia que desconoce.
De vez en cuando publica sus sueños en las páginas amarillas.
Una palabra de aliento le basta para sentirse bien pagado.
En olor a multitud suele inaugurar las noches leyendo partituras de dolor
mientras otros poetas callan lágrimas incandescentes.
Aquel que cotidianamente nombra sus ancestros es un poeta perdido en la noche.
Este otro que come en los mercados es un iluminado del silencio.
Por el contrario, el que se dejó crecer la barba y adoptó una boina por galaxia, tiene el cerebro casi vacío y ha muerto sin enterarse.
Ese otro que organiza recitales por la noche y siente la soledad de un teatro sin espectadores negará tres veces sus verdaderas intenciones.
Y muchos más, que mezclan el amor y el desamor, la guerra y la paz, la vesania y la cordura, el dolor y el placer, etc. sólo disponen de un miserable banco de noticias.

Una mujer de sal

Una mujer de sal corrige mis pasos.
Tiende sus tiernas celadas en bosques prefabricados.
Una mujer amorfa cuya esencia se repite en los jardines moribundos.
Una mujer de luz que diseña sus trajes con los arcos poderosos de sus tijeras en actitud de oración y los hilos exóticos de sus encantos.
Una mujer ilota, apátrida, megalómana, apocalíptica, coprolálica y dipsómana
cuando el placer se le interrumpe en la puerta fría y densa de las mañanas sin noches.
Una mujer que ama el mar como ama los besos que le son ajenos a su memoria.
Una mujer sin sueños, hecha de piedra, para romper los míos.

Lima

El peso de la noche
parpadea en las espaldas de las sombras.
La torre roja del Tajamar
se tiñe de conquista.
Ojos impares deambulan por el Paseo de Aguas
mientras que para Amat, que corre con las bragas en las manos,
las alcantarillas tienen el perfume del pecado.
Las bruma del Rimac son una basquiña poco santa
que aureola las misas domingueras.
Los sueños de la dorada Lima
caen en forma de lluvia prematura
oxidando las azoteas donde crecen a pesar del vértigo
azules papelillos
donde comen las tórtolas, de un pecho a otro,
el mismo canto plomizo que se eleva por las cúpulas.
Lima y el rio son cómplices de siglos,
Lima y los acantilados saben del frío y los suicidios,
Lima y las noches conocen los secretos caminos,
Lima y sus iglesias son un ejercito atento,
Lima y sus parques saben camuflar los diálogos
para que los amantes nocturnos puedan besarse hasta el hartazgo,

El Adicto

Bestia solitaria de los barrancos limeños
sueñas en las cloacas como si fueras un roedor de silencio
Tu cuerpo es una llaga crónica y recurrente,
Tu voz un garguerismo hético en la fetidez de las guaridas.
Tu cuerpo, ha organizado en las esquinas
las noches de una pena sin nombre.

Willy

Serpeneando el puente de la Cantuta
hablábamos de Jazz:
Count Basie, Helen Humes, Urzula Dudziak, Billy Taylor,
Scott Hamilton, Melba Liston, Sarah Vaughan, Dizzy Gillespe y Ella Fitzgerald,
estaban entre tus favoritos.
Tu portafolio de profesor
como una adarga aparecía en los caminos
que te llevaban a esa alegría dipsómana
que resecaba tus labios hasta la sal de la muerte.
Tu voz era la voz de un sabio humilde
que se enredó con la vida
en un romance de vorágines nacientes.
Bajo la sombra de todas las sombras
de esa universidad llamada Cantuta
siempre entrabas de puntillas para sorprender
las vocecillas de los aprendices
y sonreías al pasar cerca al Huarango
donde belfas ideologías creaían cambiar al mundo
gritando con el puño en alto.
Allí supiste apartar el cáliz que te ofreció la vida
y te inmolaste una noche
en la plenitud de un adios que danzó con tu cuerpo despedidas extrañas.
Ese Gólgota multicolor que en las estampitas de tu madre
pudo haber significado la última esperanza
caías como un Dios embriagado y trágico entre truenos, lluvias y relámpagos.
A la distancia del desarraigo te ví temblar de frío para abrazar la paz
en el lecho negro de una sombra cómplice. Y e dije adios.

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