Sunday, April 30, 2006

LOS PARCHES DE ARLEQUÍN

César A. Reyes Campos



Los
parches
de
Arlequín)



1993

Pago
Por tus severos folios
¡pago!
Por tu gesto inconmovible
¡pago!
Para ablandar tu dignidad
¡pago!
Para auspiciar mi burla
y salirme con la mía
¡pago!
Para que el platillo de mi conveniencia
pese más
¡pago!
Por razurar tu bigote abogadil
¡pago!
Por romper la estatuilla de Astrea en tus narices
¡pago!
Por conducir tu mano a la hora de escribir y opinar
¡pago!
Por tu silencio impuesto en la sombra de tus actos
¡pago!
Por lo que quieras decir
y nadie tenga ganas de escuchar
¡pago!
Por tu vida y honor hoy depreciados
¡pago!

Videos a la Carta

El menú luminoso en los días de miseria
nos llena el estómago de lucecitas coloridas
Los muchachos estallan de panza sobre las maquinitas
que son sus islas fantásticas
donde mejor se olvida.
El humo del cigarro y los restos de cocaína en el cuerpo
doblan sus almas de cristal hasta el suelo
Hay ambiente en la noche
La sangre está licuándose
con ingredientes infernales
que patean con furia la conciencia
Caritas las de los niños terocaleros
como si hubieran rodado por el asfalto
olfatean la ciudad impulsados por el hambre
Cambian de camiseta en cada fechoría
y se atrincheran en los huecos cercados
El reino del hachis, el terocal, la marihuana,
la coca, el opio y otros paraísos
inauguran furtivos almacenes
de inmorales que guardan
el orden de la ciudad desprotegida.
Nosotros los erráticos y noctámbulos
sólo sabemos pasear
dolernos hipócritamente
desde lejitos nomás
y construimos lágrimas
para pasar piolamente desapercibidos:
honorablemente compadecidos,
terriblemente enceguecidos
Pago por tus severos folios
por tu inconmovible gesto
pago
Pago por ablandar tu investidura
por la interpretación atuténtica de la ley
por tus años de jurídica sapiencia
pago
¿Cuál es tu precio?

Ajedrez

Galleras manos
sobre la mesa afilan las espuelas
dos cautivas reinas siguen de faldas a sus reyes
su geométrica danza
resbala entre peones y caballos
la furia neuronal del contricante
Se acuchilla el silencio
con el tic tac de un reloj que apura la pelea
Loa al pensar
No importa el smog
los gritos
las sirenas
el tráfico vulgar de las acémilas urbanas
cuando el hombre juega a la guerra
está decidiendo por la vida
está apostando por la muerte
está muriendo de por vida
está viviendo entre la muerte
Loa al pensar
La guerra nos enseñó
el camino de la vida
La guerra acorta el camino hacia la muerte
Por las aristas los alfiles
Los peones en cuadros cautos
la mortífera torre sólo espera salir
el Rey sin su Reina es casi nada
Loa al pensar
Los hombres han puesto en blanco
su mente para sacudir la rutina
agigantar el tiempo
prolongar la noche
entre el humo y las sombras
La galleras manos
afilan sus espuelas
El Rey va por los flancos
la Reina en muchas direcciones
Un viejo reloj cabalga a horcajadas
dos viejos cerebros agudizan la luz
de la estrategia
enfilan tácticas
cruzan espadas y peones
apuran los caballos
apresan las almenas de las torres
y en un
¡Jaque!
final
termina la contienda

Álbum

En este libro íntimo
tengo una galería muerta que representa a mi país
Un museo de miseria
que aunque rompa los folios
reaparece copiando los días de semana
Sus pueblos y sus ríos
tienen un sólo puente para no olvidar los adioses
La selva inexplorada
sólo tiñe de verde los mapas y propósitos
la sierra desde el ande defiende sus orígenes
la costa frente al mar prefiere los ocasos
para justificar su espalda indiferente
Desiertos y arenales
sabanas y tablazos
campiñas y huertos
playas
pedregales
en cuadros sucesivos
mi país
es un film en blanco y negro
cortado como queso a bayonetazos
anunciados
sembrado de polainas y fusibles
que sólo supieron disparar sobre los pechos
de la propia gente
Mi país es un jardín interrumpido
Una noche triste
Un debilitado corazón que agoniza
en el mar en la costa y en la selva
Un país de sombras y difuntos
El silencio invertido frente al fotógrafo
congelado visor atrapa nieblas.
Los rostros son de aquellos que hicieron
de su patria una galería muerta de imágenes
un museo de hielos árticos
un circo de falsedades bien contadas.
Así se mira esta patria
así se sueña
así se lleva el corazón frío en abismos
cargado lutos ecuménicos
Así la felicidad al viento
un rostro por la proa como queriendo saltar
los tiempos de este insospechado Perú
que nunca acaba.

Guamán Poma

El rasgo detallista
no omitió ni las piedras
de los caminos sagrados
los fragmentos de amor
los calendarios de fuego
y las manos diabólicas
arrancando corazones
ni la mueca salvaje
del conquistador
en este pueblo que nunca ha sido triste
Las tintas son su voz
el grito
la denuncia
la doliente espectación
con las manos atadas
al filo de las armas
Aquí la luz
en imágenes de cine
el cronológico guión de una tragedia
Por algo tenía el valor del indio
en sus esencias
y la fé del corazón no fué dañada.
Miremos otra vez
estos fragmentos de amor
cada mañana
en esa primera tinta de sangre
que supo recoger pedazos de un Perú
en exterminio
A punta de sal y tinta
Con líneas fotográficas
Dejaste para los siglos venideros
La salvaje razón del mestizaje
Los folios se sucedieron ciento a ciento
Hasta dejarnos perplejos en el tiempo
Y te trocaste en la conciencia social de una época
Que no supo finalmente qué hacer con tanto oro.

JAZZ

La voz filuda de la negra
entre alcoholes y cigarros
sigue al cortejo
El negro bien maquillado
metido en negra mortaja
Un lamento de trombón
un clarinete risueño
la tuba llora su parte
acompasando la noche
En las manos de los negros
está un mágico trote
los cuerpos se van al aire
y a competir los pañuelos
El licor prolonga el gozo
la muerte llora
su puerta poblada
de vida y algazara
Negro el danzante afuera
negra la caja y el muerto
negra la noche oscura
negra y renegra la esperanza
Vámonos a casa ahora
que se terminan las velas
a seguir mojando el llanto
al compás de la vitrola.

Tu soledad

Tu soledad y mi soledad
son dos caminos opuestos
voy en pos de la dicha

en pos del cementerio
En el café solitario
sólo la gente que pasa
mezclada con mis recuerdos
amenguará el calvario
El diario, la conversación
con algún amigo cercano
serán rutina de vida
con el calor de un hermano
O en esa fraterna casa
donde los hombres se inician
buscando superación
encontraremos la paz
de un violento corazón.

La huella

Impulsiva
violenta
esta luz.
El silencio en espirales
sobre nuestras cabezas inocentes
Se moja mi sangre en tu sangre
y esta huella de amor
nos profundiza
Tu voz que se levanta por los aires
para marcarle una línea al horizonte
sabrá encontrarme
en cualquier playa solitaria
Esta huella de luz
como un estigma
será el camino más seguro
que ha de llevarme a ti.

Comediante Arlequín

Comediante Arlequín
porqué tus luces apagadas
ahora que comienza el carnaval
dónde
el brillo de tus lunas
dónde
los jardínes de tu alma
dónde
tus sueños parche a parche
dónde
comediante Arlequín
¿Por qué se corren las gallinas
cuando pasa la troupè
que infunde miedo a la gente?
-¡Los histriones han llegado!
-¡Los histriones han llegado!
-¡A buen recaudo la casa!
Tu cara de zanahoria
suena latas de cerveza
llevas colgado al cinto
una daga por si acaso
Ay
comediante Arlequín
que pena me da tu traje
de los colores mal puestos
haciéndole juego al hambre
tapando huesos sin carne
Parche a parche
Noche a noche
Rumbo a rumbo
Los famélicos jamelgos
Acompañan el cortejo
Máscaras y tompetas
Atabales
Contorsiones
Jaulas de polvo y paja
Tarimas del mal vivir
Arlequín de los mercados
Improvisando canciones
Bajo la lluvia el sombrero con más agua que monedas
Sopa de agua caliente
Para el hambre cotidiano.

El adicto
Solitaria bestia de los barrancos
comuflado en las cloacas
con la gaza gris de los hedores
Roedor de silencios
tu cuerpo es una llaga repulsiva
tu voz un garguerismo hético
por donde tu alma no podrá salir
sin salpicarse
con el rojo encarnado
de los pútridos

Aquél señor

Aquél señor
que vive a solas con su sombra puesta
relajado y tranquilo,
en apariencia,
vive todo el día en un salón
de apuestas
Aquél señor
con mujer e hijos
guardados en casa
que vive y come
pero no trabaja.
No sabe de sueños
ni arrepentimientos
viaja de pavo
y se cuenta cuentos
madruga en París
en los bancos de plaza
porque los años pasan
Aquél señor...

Espacio vacío

Esta hora de los desencuentros
es el suelo fértil de los abandonos
Tu recuerdo
un panecillo devorado
a la luz de todos los silencios
Un café
una noche
un lóbrego cinema
una mesa triste como el rincón que la sostiene
los boletos del bus
la pantomima ciega de la prisa
el color de mi nombre en tus agendas
Ser y marchar
ir y venir
sístoles y diástoles
ecléctica dialéctica
el cerebro no entiende razones
cuando la sangre fluye en los adioses.
Esta hora de los desencuentros
es el suelo fértil de los abandonos

Oficio del dolor

Para escribir poesía hay que estar en gracia de Dios
tener la conciencia tranquila
y ser hospitalario con el dolor
Saber caminar bajo la lluvia de Lima
mirar la miseria desde el negro aserrín
de las puertas torturadas
mirar las fauces
de los escaparates y vidrieras navideños
con la nostalgia plena de los desarraigados
Es importante tener algún amigo
saber conversar
en la cantina más triste y sórdida
y hacernos con las sombras
que suenan frangidas bajo las insólitas palabras
de todas las desdichas
Para hablar del amor
es necesario el discurso de la pasión furtiva
el murmullo de las azoteas y la luz mojada de los patios
Un poeta a dedicación exclusiva
ha de saber guarecerse en las penumbras
haber jurado a la luz de una botella
velando las armaduras quijotescas
cerca al aljibe
próximo al camino que comienza.
Para escribir poesía
Tenderás al sol tus recuerdos
Y olvidarás los libros que leíste
Sobretodo aquellos que te dejaron el alma marcada por la tarde.

Un poeta

Un poeta
carga a su cuenta una vida entera
se despoja de la última moneda para asegurar la eternidad.
Toma un dólar, un euro, un sol, un peso, una libra esterlina o un denario, para ir hasta el país de los sicomoros,
y tiene alegría sacudiendo la cabeza por la ventana.
Llama a voces al mar desde el filo de un acantilado
fabricando sangre para pintar el sol de humanidades.
Construye su casa con columnas de agua.
Clavos de luz le sirven para colgar los poemas escritos con asfaltos.
Llora el destino del planeta pegando fotografías patéticas en su álbum personal.
También reúne noticias aciagas y las clasifica según los Códigos de una justicia que desconoce.
De vez en cuando publica sus sueños en las páginas amarillas.
Una palabra de aliento le basta para sentirse bien pagado.
En olor a multitud suele inaugurar las noches leyendo partituras de dolor
mientras otros poetas callan lágrimas incandescentes.
Aquel que cotidianamente nombra sus ancestros es un poeta perdido en la noche.
Este otro que come en los mercados es un iluminado del silencio.
Por el contrario, el que se dejó crecer la barba y adoptó una boina por galaxia, tiene el cerebro casi vacío y ha muerto sin enterarse.
Ese otro que organiza recitales por la noche y siente la soledad de un teatro sin espectadores negará tres veces sus verdaderas intenciones.
Y muchos más, que mezclan el amor y el desamor, la guerra y la paz, la vesania y la cordura, el dolor y el placer, etc. sólo disponen de un miserable banco de noticias.

Una mujer de sal

Una mujer de sal corrige mis pasos.
Tiende sus tiernas celadas en bosques prefabricados.
Una mujer amorfa cuya esencia se repite en los jardines moribundos.
Una mujer de luz que diseña sus trajes con los arcos poderosos de sus tijeras en actitud de oración y los hilos exóticos de sus encantos.
Una mujer ilota, apátrida, megalómana, apocalíptica, coprolálica y dipsómana
cuando el placer se le interrumpe en la puerta fría y densa de las mañanas sin noches.
Una mujer que ama el mar como ama los besos que le son ajenos a su memoria.
Una mujer sin sueños, hecha de piedra, para romper los míos.

Lima

El peso de la noche
parpadea en las espaldas de las sombras.
La torre roja del Tajamar
se tiñe de conquista.
Ojos impares deambulan por el Paseo de Aguas
mientras que para Amat, que corre con las bragas en las manos,
las alcantarillas tienen el perfume del pecado.
Las bruma del Rimac son una basquiña poco santa
que aureola las misas domingueras.
Los sueños de la dorada Lima
caen en forma de lluvia prematura
oxidando las azoteas donde crecen a pesar del vértigo
azules papelillos
donde comen las tórtolas, de un pecho a otro,
el mismo canto plomizo que se eleva por las cúpulas.
Lima y el rio son cómplices de siglos,
Lima y los acantilados saben del frío y los suicidios,
Lima y las noches conocen los secretos caminos,
Lima y sus iglesias son un ejercito atento,
Lima y sus parques saben camuflar los diálogos
para que los amantes nocturnos puedan besarse hasta el hartazgo,

El Adicto

Bestia solitaria de los barrancos limeños
sueñas en las cloacas como si fueras un roedor de silencio
Tu cuerpo es una llaga crónica y recurrente,
Tu voz un garguerismo hético en la fetidez de las guaridas.
Tu cuerpo, ha organizado en las esquinas
las noches de una pena sin nombre.

Willy

Serpeneando el puente de la Cantuta
hablábamos de Jazz:
Count Basie, Helen Humes, Urzula Dudziak, Billy Taylor,
Scott Hamilton, Melba Liston, Sarah Vaughan, Dizzy Gillespe y Ella Fitzgerald,
estaban entre tus favoritos.
Tu portafolio de profesor
como una adarga aparecía en los caminos
que te llevaban a esa alegría dipsómana
que resecaba tus labios hasta la sal de la muerte.
Tu voz era la voz de un sabio humilde
que se enredó con la vida
en un romance de vorágines nacientes.
Bajo la sombra de todas las sombras
de esa universidad llamada Cantuta
siempre entrabas de puntillas para sorprender
las vocecillas de los aprendices
y sonreías al pasar cerca al Huarango
donde belfas ideologías creaían cambiar al mundo
gritando con el puño en alto.
Allí supiste apartar el cáliz que te ofreció la vida
y te inmolaste una noche
en la plenitud de un adios que danzó con tu cuerpo despedidas extrañas.
Ese Gólgota multicolor que en las estampitas de tu madre
pudo haber significado la última esperanza
caías como un Dios embriagado y trágico entre truenos, lluvias y relámpagos.
A la distancia del desarraigo te ví temblar de frío para abrazar la paz
en el lecho negro de una sombra cómplice. Y e dije adios.

Thursday, April 20, 2006

DE LA MEMORIA AJENA

I

ALBERTO Y SUS AMIGOS

En la plomiza neblina Alberto encontró la tristeza cómplice que buscaba. Su estado de ánimo, la forma de vestir, caminar y mirar hacían presumir que esa mañana algo importante debía resolver con sus compañeros del gremio. Toda la noche no había dormido pensando en la marcha sindical. En su cabeza giraban las imágenes cotidianas que, como un algoritmo absurdo y pertinaz, casi lo hacían retroceder en acciones que, por más de veinte años, ejecutaba con la venia y el aplauso ingenuo de su mujer, la Tomasita. Y es que en esta Universidad no hay otra cosa que hacer. Toda heroicidad se funda en el ejemplo que les demos a nuestros alumnos. Coherencia y constancia en nuestros principios ideológicos. El honor de la explicación científica de la realidad le pertenece a Marx, Lenin, Mao y, por cierto a Trosky. La vieja escuela con su educación escolástica llenó muchas cabezas con aserrín y los adormeció con el paraíso del opio metafísico. Por eso en la universidad, desde la universidad, con la universidad, podremos derrumbar las fuerzas imperialistas que día a día consumen nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestras riquezas. En efecto, detrás de sus muros levantaba la voz y los puños reclamando, sin saber a quien, cambiar las estructuras y superestructuras de la sociedad peruana. Alberto y sus camaradas estaban como el pez en el agua en esa institución educativa. Poco, muy poco, significaban fuera de ella, por más que se inventaron lemas como: chaymantas, hijos del Alma Máter, cantuteños de nacimiento, promoción, etc. Los pasadizos y aulas estaban impregnados de sus afanes y los más caros sueños e ideales traducidos en las leyendas y dasibaos de todos los pasillos. En los servicios higiénicos las palabras eran más duras y las pintas una invitación a la sublevación total. En ella, los alumnos no eran los alumnos sino los compañeros estudiantes a quienes había que reconocerles derechos que, muchas veces, sobrepasaban lo racional y atendible. Profesores como Alberto solían armarlos y manipularlos en grupos con el único interés pedagógico de convertirlos en sus propios blasones defensores de sus endémicas debilidades. De más está decir que el nepotismo, prohibido por ley, es en esta universidad, no un árbol, sino un bosque genealógico.
-La plana administrativa nos duplica, había dicho el rector en cierta reunión en que el Frente Único quería corregir, desde la base, los desaciertos de una autoridad que empezaba a manejarse como los viejos hacendados.
-Si te peleas con alguien te estás enemistando con veinte o más, pues ese alguien tiene padres, hermanos, primos, cuñados y, sabe Dios, cuántos conocidos trabajando en la universidad, era la opinión de Metralleta, un colega francotirador que a fuerza de lucha y trabajo había consolidado los propósitos fundamentales de todo ser humano: casarse, tener hijos, escribir un libro de poemas, y sembrar un árbol que reemplazara al viejo huarango, muerto en vida por el cemento y la ignorancia del negro Ramón, un ex rector acusado de soplar y entregar a los nueve estudiantes a las fuerzas militares interventoras por mandato del chino presidente, picado por la piedra que alguien le arrojo mientras visitaba la cantuta con los siniestros fines que hoy todos conocemos. El negro Ramón y el controvertido Cajatinka formaron por muchos años una pareja indestructible junto a su Secretario General que al parecer estuvo por varios quinquenios desempeñando esas labores. El Secretario Malter, a poco días del examen político a los docentes y trabajadores, predicaba a los siete vientos resistir y no presentarse a esa patraña de pruebas. Claro, el cesaba cómodamente con la Ley 20530 mientras quines no se presentaron se iban a la calle sin sueldo y declarados excedentes. Años después podíamos leer en un volante de Patria Roja: Nada menos que el señor Malter, personaje de dudosa trayectoria profesional y de escasa calidad moral, ética y deontológica. Fue Presidente de la Comisión interventora fujimontesinista de la Universidad Nacional de Huánuco; el año 2001 (con Lynch) presidió la Comisión Nacional de Nombramiento de Docentes que fue un proceso lleno de irregularidades e injusticias contra los maestros, situación que hasta hoy arrastra el MED y, actualmente, es al mismo timepo, profesor a tiempo completo de la Cantuta, Director de CEPRE / UNE y Director de una oficina burocrática del MED, un cargo de confianza. En ambos casos percibe sueldos dorados.
Cajatinka, por su parte y, después de jubilarse, lo encontramos en el distrito de San Juan de Lurigancho asesorando al alcalde Chiroke, soldado del fujimorismo, devoto y fronterizo como muchos de los que aún se identifican con el chinito que si bien es cierto, robó, pero hizo obra. Contra estos tres individuos se la pasó combatiendo Alberto. Sus discursos como brazas y dardos candentes pasaban por encima de nuestras cabezas con la indiferencia que auspiciaba una pollada y la libación masiva de cerveza. Un caballero andante. Una voz en el desierto. Pero Alberto se había prometido a si mismo bregar aunque nada se consiguiera, Estaba convencido de su destino beligerante. Se debía a sus camaradas. Además, era lo único que lo mantenía con vida aparte de las repetidas cátedras con los sumisos y soñadores alumnos de entre los cuales no faltaba algún contestatario. En la biblioteca de Alberto abundaban los libros rojos y los folios oficiales de la universidad. Entre directivas, resoluciones, oficios y memoriales, escarbaba el resquicio legal que le permitiera anotarse unos puntos en la simpatía de los agremiados, pues es cierto que, cada vez que se avizoraba algún logro sindical, su quijotesca figura recorría todos los pabellones de la universidad repartiendo volantes o mosquitos para informar a sus agremiados.

-Ya se murió en huaranguito,
donde hablaba el perro real,
Ahora no tendrá arbolito
Ni sombra el pobre animal.

Alberto venía repitiendo sus clases con el mismo clisé de hacía más de treinta años, es decir, el imperialismo, el neocolonialismo, la lucha de clases, el marxismo, el mercado neoliberal y el derecho a la gratuidad total de los servicios educativos, nutricionales y de vivienda intrínsicos al origen del pobre. Alberto creía ciegamente en lo que predicaba y casi había perdido la noción del tiempo y del estatus que le tocaba como docente asociado.
-La política hambreadora de este gobierno nos está llevando a la revolución. No es posible que permanezcamos impertérritos. Nos corresponde, por derecho y obligación, defender nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestras riquezas. Debemos levantarnos contra este estado entreguista que ha usurpado el destino del pueblo con una acción política propia de los vendepatrias.

-¡¡¡Agitemos compañeros las consignas!!!:
¡Para que escuche el gobierno!
¡Para que escuche el Imperialismo Yanqui!
¡Para que escuhen todos los reaccionarios!

Cada tarde, sin salir del campus universitario, se ejecutaba esta especie de rito sagrado, aún sabiendo que las revoluciones no se hacen detras de cuatro paredes, Alberto continuó toda su vida apostando a perdedor y justificando el drama de su controversial existencia.

II

Mi Amigo Viktitor

-Siéntate, le dijo sin quitarle los ojos a cada movimiento del vulnerable Charlie.
Un gesto de cotidiana convención bastó para que el jovencito que atendía en la cafetería se acercara a Víctor. Su bien cuidado y lampiño rostro se había encendido con los colores del amor furtivo. Un segundo debut con una performance nunca antes vivida lo habían convertido en casi un astronauta que estaba descubriendo el espacio sideral. Esa mañana había acudido a la universidad con el apremiante propósito de encontrar a su rival. Era fácil dar con él. El encierro oficial de la universidad, intervenida por el despecho del chino Fujimori, propiciaba un ambiente que exacerbaba los ánimos y quebraba el distanciamiento cortés entre los catedráticos y trabajadores sometidos a una presión laboral y política. Presión que se lograba con el voluntariado desleal de algunos profesores que, por ganarse alguito con los mandamases de la CORUNE, eran capaces de desconocer al más amigo dándole la espalda y mostrándole que parte de la porción del poder estaba en sus manos en forma de una Coordinación, una Dirección, un Decanato u otra migajita de esas que en vez de enaltecerlos los degradaba al más repudiable y mezquino de los oficios ejecutados a la sombra del oportunismo reptil. A Viktitor, ni siquiera el aprendizaje de la tolerancia, la imposición de las manos y el convencimiento de que todos somos hermanos, incluidas las cosas materiales de la naturaleza, frenaban su decisión de quien estaba tratando de medrar sobre la mesa servida de un amor ocasional y, por que no, otoñal, mortecino, crepuscular y emocionantemente prohibido a su situación civil. En uno de los corredores de los pabellones lo encontró. Con una cortesía inusual, contenida y sospechosamente ladina, lo saludó e invitó a la cafetería de la universidad; ese lugar donde se pierde tiempo y se come peor, pero se puede hablar de todo y hasta marcar con precisión las entradas y salidas de los seres humanos que laboran en ella, así como los defectos y chismes de cuantos, por necesidad o costumbre, deprecian la propia productividad personal en un país que más la necesita.
-¿Qué quieres tomar?. Yo invito, le dijo a Charlie mientras halaba la silla para sentarse.
-Un jugo, dijo Charlie.
-Trae dos, de papaya. Fue la solicitud del contrariado Víktitor.
Casi mecánicamente, en una atmósfera, de celos y desconfianza y de una, casi inconsciente e irresponsable compresión de la circunstancia, Charlie no se explicaba tanta seriedad en su amigo.
-Mira Charlie, le dijo apretando los puños, ella no quiere saber nada contigo. Quiero que te apartes de ella. Ella no quiere saber nada contigo. Te prohíbo pensar en ella. Charlie soltó una risita festiva, chillona, roedora y elocuentemente sarcástica, pues a él le daba lo mismo seguirla o pensar en aquella mujer motivo de la disputa. Total, más de treinta años solo lo tenían sin cuidado. Para él, ese pescadito, como solía llamarla, era una aventura sin inicio y sin final como todas las que había intentado en su vida. Por una player no me va amedrentar este intonso templao, pensó para sí y recordó como en circunstancias anteriores el era el hombre que la había descubierto primero y que ahora, traidora y ladinamente, lo cambiaba por un ingenuo hedonista a ultranza. Víktitor no le dio tiempo de seguir con sus pensamientos. Succionó como un dipsómano el jugo que había pedido. Hizo sonar groseramente el sorbete como un toro herido en su amor propio Se puso de pie y antes de marcharse le repitió:
-Ya sabes, ¡TE PROHIBO PENSAR EN ELLA!. En eso momento apareció el Batra García, profesor de lengua española, cazador de féminas, amigo de las festividades y viejo conocedor de los delirios amatorios de más de uno de su facultad y que, en algún momento, le costó una reprimenda de parte de una caballero andante que defendía el honor de su Dulcinea. Y es que Batra García se caracterizaba por la alusión frontal y directa, el chisme y la risa socarrona y desenfadada como la que provoca un chiste de velorio.
-¿Que pasa, Charlie?, preguntó Batra García, mientras Víktitor se retiraba. Charlie le explicó en detalle el conflicto.
-Se trata de la Winona, Batra. Batra que conocía la historia se echó a reír sarcásticamente.
-¿¡La Winona, Charlie!?. ¿¡La Winona!? Ja, ja, ja, ja…..¿Y te han prohibido pensar…? Que tiene, el Sargento. Está atentando contra tus derechos fundamentales: prohibirte pensar…ta’ guebón….
-Eso, replicó Charlie. Dice que la hembra no quiere saber nada de mí. Que me coloque una gutapercha en la boca y que anule mis pensamientos hacia ella. Pero no sólo no dejaré de pensar en ella sino que en su nombre esta noche me daré un pajazo en su nombre.
-¡Buena, Charlie! Le dijo el Batra García con una palmadita cómplice. Pidió una café y la conversación siguió para hacer tiempo mientras sacaban el parte de las firmas para la salida.

Wednesday, April 19, 2006

POESÍA DE ABRIL

La luz de abril es la luz de tus ojos
En abril echamos las palabras al viento:
indómitas y libres simientes.
Tus brazos,
blancos arcos de amor para enmarcar tu ausencia,
me dieron la embriaguez del primer día.
Cada palabra tuya descubre los mundos que me faltan.

Sunday, April 16, 2006

EPÍGRAFES

César A. Reyes Campos (Querecotillo, Piura). Pertenecería a la Generación del setenta. Su voluntario silencio y autoexilio lo mantuvieron al margen de la oficialidad fundacional de esta generación. Escribe desde los tiempos de la educación primaria en su vieja Escuela Prevocacional del terruño, tiempos en que florecen con la fantasía y la imaginación, la creatividad que emerge hecha palabra desde los viejos libros de los antepasados. Libros leídos con fruición y asombro. En Secundaria, en la Gran Unidad Escolar Carlos Augusto Salaverry de Sullana, hace de Salaverry, tardío romántico en la poesía peruana, uno de sus preferidos junto a la figura controversial de José Santos Chocano. Preferencia que ha de ir quedando lejos por el influjo de otros descubrimientos, como lo fue el gran César Vallejo. Concluida la Secundaria busca estudiar Cine en la capital. No hay academias ni escuelas universitarias. Por compensación decide estudiar Arte Escénico descubriendo en el teatro al gran maestro de otras expresiones artísticas. Paralelamente estudia Ciencias Económicas, incursiona en la docencia y al terminar sus carreras ingresa como profesor en varias universidades limeñas que lo comprometen a realizar otros estudios propios del quehacer pedagógico. Algunos viajes para anclar recuerdos, varios países para recordar en la pluma del sueño y las conmovedoras visiones de sistemas que no han sido capaces de encontrar la fórmula para la felicidad del hombre. Ha publicado: Voces, 1960, El Monte de los Padres, 1964; Voces desde el exilio, 1966; Siglo, 1967; Viejas Formas, 1968, Cantos para la Noche, 1970; Granos del Viento,1975; Jorge, el Niño que murió entre carrizos y papel cometa, 1980, entre otros.
Entre las publicaciones más recientes citamos: Tinta de Carabela, 1992; y varios inéditos como: Reglas para le Silencio y la Soledad, Galería de Genios, Los Parches de Arlequín, El Pez de la noche, etc.
La poesía de Reyes se puede sintetizar en una frase que le pertenece:
La poesía como un efluvio de palabras multicolores, de aquellas que nos acompañan en el camino mientras nuestro traje se rasga en mil jirones para que la muerte nos encuentre desnudos, desvalidos, impotentes: tal como llegamos. Poesía para no morir. Poesía para los que saben leer el mapa interior del hombre descubriendo las improntas que la vida marcó en sus íntimo y esencial microcosmos.


I

El color de mi infancia

Para construir un amor es necesario ladrillos y cemento
Así lo estipulamos con la muchachita que hace tiempo enterró a James Dean en su Cartera (Y ya no soy un tonto como cuando leía al Pato Donald y me limpiaba los zapatos para acudir a misa los domingos)
(Manuel Morales: De los consejos para las muchachas que quieran conservar el verdadero sentido del amor
pese a tiempos malos, anticonceptivos, marihuana, etc.).


Eran cientos de penecas, chistes, cómic o teveos.
Con ellos solía evadirme a los colores vivos de la fantasía.
El olor de la tinta y el papel me volvieron adicto.
Sólo dejaba sus páginas por la tarde
Cuando ésta vestía de crepúsculo y la hierba santa perfumaba mi pueblo.
El viejo quinqué de la casa reflejaba sobre las paredes de yeso
Formas prefiguradas por mi manía de creer en Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Tarzán, La Máscara Roja, El Llanero Solitario o esas fotonovelas que mucho le gustaban a Violeta, la damita que solía visitarme desde el planeta Mercurio todos los meses de febrero en la Feria deL Señor de Chocán.
Las noches se poblaban de rondas mientras, detrás de mi cancel, soñaba con el diccionario a cuestas atrapar algún día las palabras y así construir algún día todo el amor que en las historietas pasaba como un aperitivo de campo lejos de las ciudades pintadas por Manet.
Diariamente buscaba en mis cuadernos la forma perfecta del amor trazado en esbozos de sueño y retiro.



II

Las moscas

Francamente la desesperación me lleva al convencimiento de que la poesía no sirve para combatir (Como otros creyeron) a las distintas variedades de moscas: moscas comunes, trepadoras y de poco alcance, siempre peligrosas, moscas azules, aristocráticas, con ruidos de sirena anunciando su presencia, moscas verdes, armadas hasta los dientes, con batir de tambores y generoso desperdicio de tela, mosca y moscas, agresiones y agresiones, y algo asi como el zumbido de bala y muerte y epidemia (Marco Martos: Hombres y Moscas, 68)

Al parecer,
otros, con la misma lupa
De la poesía, detectaron a tiempo
El mosquerío.
Al parecer,
insecticidas en ristre
aprendieron que no hay que confiarse
y estar quieto
pues al mínimo descuido
te condenas
y nadie hablará por ti
detrás de esas vitrinas
en que se exhibe la justicia en el Perú.
Al parecer,
Nosotros,
Los que compartimos nuestros platos
Con todas las bocas,
Hallamos un elemento común que nos delata:
El HAMBRE.
Hay días en que somos apetitosos panales
Y estamos desarmados,
Nos mudamos al norte,
Nos largamos al sur, al Este o al Oeste
Y lo mismo da: no tenemos más compañía
Que esa molesta corte
De insectos milenarios.
Esos que ayudan a la muerte
Y culminar su obra.
Al parecer,
No tenemos más remedio
Que proseguir
Con nuestra mueca mortuoria
Cuando posamos nuestros ojos sobre un pan
En la boca sin mesa de los miserables.


III

Verano en Lima

Oh noche que terminas pero que en realidad comienzas.
(Hildebrando Pérez: Benjamín Constans)


Me levanto con el peso de mis sueños
Cargando abismos
Pensando en cruz
Una vida transitoria,
Mirando en las estrellas
El color de la atmósfera
Y el frío
Adelantando el invierno
De las casas.

La noche es una cárcel.
Las ventanas de mi casa
Libres flamean para apretar el silencio.
Miro el perfil bajo del verano
Mientras un gallo canta
Para trazar un horizonte
De nostalgias.

Verano en agonía
Desploma en plomo el cielo
Ventiscas y neblinas borran las azoteas limeñísimas.
Lima que sube y bajo.
Lima del río hablador.
Lima de las carretas.
Lima de procesión.
Lima, Lima, Limita.
Lima de puro limón.



IV

Remembranzas

Acosado por el brío de los negros presagios yazgo.
(Hildebrando Pérez: Benjamín Constant.)

Tiendo mi cuerpo
Sobre las horas
De un viejo reloj
Que traquetea inclemente
El pulso de la vida.
Examino mi piel.
Estoy envejecido:
Topografía anciana y decadente;
No más el brío de los tiempos de oro,
No más la risa abierta entre los viejos amigos
Que uno a uno se fueron prometiendo volver
Premunidos de algún triunfo.

¿Dónde estará Manuel, Venancio, Rigoberto,
Maco Maco, el pastor, que se perdió un día de intensa lluvia
Volando como una hoja otoñal; dónde el vesánico Clavijo cuya risa
Poco a poco se fue transfigurando hasta alcanzar los registros
Locos de Hollywood; y el Serrano Bustamante de los versos:
Al Compás del Camarón
Que se escucharon en todo el pueblo cuando tomó
Por sorpresa la emisora popular?

¿Dónde el pesista Christian que a todos desafiaba
con la enfermiza figura del copiado Charles Atlas;
Rolando Márquez y sus tantos hermanos,
Hermanados en el amor de su calle donde el padre supo sembrar
Dos flores para simpre; Sulo carreño y sus parlamentos indescifrables
Con José Huamán, el Chito Hurtado, Encio y yo en la vieja fotografía de los Temerarios; y mi amigo Gerardo que amó las lunas nuevas como los viejos sembradores; dónde estarán?

¿Dónde quedé yo, después de todo, con las maletas llenas de rotos sueños que se hacen añicos en los obligados trasbordos?

Estoy al margen de la ciudad
Junto a una ventana de fuego indescriptible,
Al ocaso de mi mismo,
Inerme, puro, cósmicamente activo desde adentro
Abrazando con mi espalda la tierra
Mientras me toca el sol como a un desconocido
Y me saluda la noche compasiva.

V
Un hombre

El aire es negro, susceptible de pesarse y ser trasladado, y usted no podrá creer que alguna vez sobre este corazón ha estado el sol.
(Antonio Cisneros: Medir y pesar las diferencias a este lado del canal)

Un hombre puede ser una ruina,
No tener nombre
Ni derechos,
Estar circunscripto a la nada,
Sin razón,
Enajenados todos sus movimientos
Y sus zapatos con los pasos contados sobre la tierra,
Puede estar sucio,
Descalzo,
Maloliente y evitado,
Moribundo,
Putrefacto…
Pero, mientras pueda abrir los ojos a la luz,
Mirará las estrellas para hacerlas estallar entre sus manos
Buscando la dignidad perdida.

VI
Cuerpo de mujer

Las muchachas caminan despreocupadas y, a pesar del frío, llevan las piernas libres y ligeras: Oh, mi delgadita, mi brizna de yerba, ven a mí.
(Antonio Cisneros: Medir y pesar las diferencias a este lado del canal)


Si no fuera por los colores,
El verano sería como un viejo
Programa de televisión en blanco y negro.
Si no fuera por el mar,
El verano sería un retiro al infierno
Donde purgar las culpas.
Si no fuera por el sol,
Tu voz apenas sonaría movida
Por las lágrimas.
Si no fuera por tu amor,
Estaría inventándote con mi sangre
Al borde de las ignotas distancias y galaxias.
Tu cuerpo sería un forjado diamante de sueños
Vagando en el espacio inmensurable
Un cuerpo de fuego y frío
Un cuerpo para sembrar la nueva vida
Como ya lo hemos hecho hasta el hartazgo.


VII

Tálamo de la nostalgia

El fuego del hogar otorga seguridad y belleza; y las ciencias y las artes podrán reproducirse como los insectos más fecundos, las moscas, por ejemplo.
(Antonio Cisneros: Medir y pesar las diferencias a este lado del canal)

Recordar a una mujer con las manos junto al fuego
Domando las brazas del hogar
Hasta poner la mesa.
Bendecir,
Rezar
Y sonreír al mismo tiempo
A un marido
Que degluta indiferente
Con la mirada triste
El manjar del cuerpo
Más solemne de la tierra.
Recordar la alcoba
Donde se hizo la noche
Y se encontraron dos cuerpos
Ubérrimos como el misterio:
Desnudez terrenal
En laminillas de pan
Hasta crecer sobre el deseo.
Recordar sus muslos.
Su lengua,
Sus senos, licenciados por los hijos,
Su mirada profunda
Como el Dios del primer día,
El tálamo revuelto
En asimétricos barrocos,
Con el perfume, vivo aún,
De su aliento feraz
Madrugando las ventanas,
Y el amor profuso
En arlequinados retazos de ímpetu animal
En pie de fiera.

VIII

Mi casa

(…) Si a nuestra casa le arrancamos una costilla perderemos para siempre su amistad y sin el hígado o las barbas es capaz de matarnos.
(Antonio Cisneros: Poema sobre Jonás y los desalienados)


Tengo una casa muerta.
Suelo habitarla con el silencio de mis libros y mis sueños.
Una casa sin puertas,
Sin ventanas,
Sin la insolencia de una chimenea crepitante
Ni la pesada carga de una cocina repleta de cuchillos.
Una casa para vivos y muertos,
Para el silencio y el bullicio.
Una casa para tomar el sol
En noches de plenilunio.
Una casa para contemplar la luna
Exclusivamente en días de eclipse total.
Una casa muda,
Sin fronteras,
Sin clavos,
Sin pinturas.
Una casa que atestigua
Cuanto tengo y cuánto soy.
Una casa que conoce
Las miserias y los hábitos
De un porfiado poeta
Que se registra así mismo los bolsillos
Para ratificar la soledad
Divina acompañante
Del que vive en el gozo
O goza naufragando en su destino.

IX

Para construir un amor…

Para construir un amor es necesario ladrillos y cemento. Así lo estipulamos con mi muchachita que hace teimpo enterró a James Dean en su cartera. (Y ya no soy un tonto como cuando leía al Pato Donald y me limpiaba los zapatos para acudir a misa los domingos).
(Manuel Morales: De los consejos para las muchachas que quieran conservar el verdadero amor pese a los tiempos malos, anticonceptivos, marihuana, etcétera,)


Tenía los ojos puestos
En todas las ventanas.
Al terminar la misa
Te esperaba con tu sonrisa de siempre:
Transfigurada por el amor.
Tus manos de hostia pura
Se mojaron en mi boca sedienta y recuperé el perdón.
Tu mirada de angelito suelto que
Deambulaba por los parques
Para echarse a llorar cuando llovía.
Nos buscábamos en la oscuridad y en la luz.
Los penecas, apenas, apaciguaban el deseo de estar juntos.
Libros y fotonovelas fueron entonces
Un viejo y poco despreciable refugio.
Entre mi casa y la tuya
Comenzaba la ruta triunfal de Dante
Al final de su Comedia.
Eras la sonrisa azul,
La ilusión comprada a hurtadillas,
La fresca sombra inventada por los ficus,
El hielo edulcorado de los raspadilleros con su sonrisas de luz
Metidas en sus quioscos.
Muchachita de la escuelita de monjas
De santidad postiza
Que no hacía otra cosa que empujar los sueños al límite del pecado.
Soy tu constructor.
Poco a poco fui acopiando los materiales necesarios desde el barro
Para construirte a mi semejanza e imagen.
Hice de ti un cuerpo inasible que se colgó en una estrella de enero.
Han pasado muchos años y aún el barro está fresco.
Ni los almanaques pudieron secar mis manos que hicieron de verbo a la hora De modelarte en medio de una inmensa soledad que no valía el edén sin tu Presencia.
Apareces con el mismo brillo cosmogónico.
Con la misma luz de siglos.
Con tu aureola de sol.
Con tus naves de viento.
Desde aquí te digo que ni el tiempo ni las distancias son suficientes para tan Gran amor que construí cuando los años eran apenas pelusas de crepé
En encendidos folios de bravura.

TU LIBRO DE POEMAS

Recibo tu libro de poemas
como recibo una bandada de palomas:
Miles de alas de son sus páginas
como si cada latido de tu corazón se expresara
día y noche
diciéndome las cosas que aún ignoro.
En el silencio,
Miro tus trémulos labios
en cada verbo que pronuncias
tu sangre,
en cada rasgo de tu letra
tu alma,
en cada una de mis noches
tu presencia,
en cada palabra donde habita el murmullo del viento.
Son mucho folios de amor
atrapando siglos
sintetizando la vida
buscando las fórmulas del tiempo
para anclar el amor
en el mismo seno del universo.

Sunday, April 09, 2006

NOMBRE APARENTE DEL AMOR


Te llamas hombre
Me llamo miedo.
Amor al mismo tiempo.
Te llamas bella
Me llamo dolor en tu recuerdo
Y aquí estoy agitando las banderas de todas mis angustias
Llamándote como el misterio llama a la noche que nos cubre
Buscando tu voz perdida
Soñando en cada lágrima la transparencia de tu imagen
Rodeando mi sepulcro de secos crisantemos
Fabricando la soledad
Como los castores fabrican sus represas: leños, raíces y cieno...
Y el agua que enfría mi alma en sus extremos
Sólo quiero que sobrevivas en mis manos
Que el calor y la sangre te sostengan
Que olvides
Que te entregues
Que sueñes
Pues la única realidad que nos es dada es dejarse llevar a las profundas crestas de lo arcano.

Monday, April 03, 2006

POESÍA Y POLÍTICA


¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE POESÍA Y POLÍTICA?

Algunos poetas podrían decir:
-Ninguna relación. La poesía es apolítica.
Otros:
-La fealdad de la política puede ser el leimotiv de las más bellas páginas literarias, siempre y cuando quien las escriba sea efectivamente un poeta.
-Brecht, por ejemplo, supo sacar de la guerra, la persecución nazi, la cárcel, el destierro, la hipocresía humana, etc. bellas obras de teatro y los más caros poemas que he leído de un comunista cuyo libro de cabecera, entre otros, era la Biblia.
-Los poetas que aman la revolución y ven que sus líderes cumplen a cabalidad lo que corresponde a un verdadero revolucionario, han escrito las mejores poesías del compromiso y la responsabilidad social, porque sus motivaciones no fueron encargos u órdenes de los que ostentan el poder.
-Yo si creo en una poesía que emerge de las canteras de la acción política. El hombre como un ser cultural está rodeado de estímulos y motivaciones. Todo cuanto hace es cultura para transformar el mundo de la realidad objetiva y el mundo de su interior como ser que piensa e interactúa.

Sunday, April 02, 2006

¿POR QUÉ QUIERO SER POETA? II

.¿Por qué quiero ser Poeta? II:

.Porque a veces pienso que el mundo, para ser mundo, necesita más poesía.
.Porque quien no tenga sensibilidad de poeta es un androide en el camino de la cotidianidad materialista.
.Porque no hay un sólo hombre que pueda prescindir de la poesía.
.Porque la Poesía es la única señal de la vida.
.Porque la vida sólo puede ser descrita por la Poesía.
.Porque Vida y Poesía son el complemento perfecto de toda humanidad.
.Porque si me es dado ser poeta, ese es mi destino y no puedo renunciar a él.
.Porque los poetas son los únicos seres que salvarán al hombre.